Capítulo 1. Renacimiento

Esta historia se inicia en el mundo de los Shinigami. Curiosamente, en una obra sobre el choque entre dos divinidades contrapuestas, el único ser sobrenatural que aparece en la historia son estos seres.

El Shinigami, dios japonés de la muerte, es una versión oriental de las Valkirias occidentales. Y las Valkirias fueron inspiración de Wagner, recordemos. Según la mitología su función es velar y decidir quien muere y cómo, a veces hasta alimentándose de las almas humanas. En el Budismo hay una figura análoga a los Shinigami, por cierto, que es Emma.

¿Qué simbolizan estos seres? Ya lo veremos.

El caso es que resulta curioso el título del primer capítulo: Renacimiento.

Pero antes de nada, una aclaración. El manga original tenía un título distinto: Aburrimiento. Ryuk se aburre. Light se aburre. La primera página muestra el aburrimiento de los dos personajes.

En filosofía, sobre el aburrimiento han escrito Søren Kierkegaard, Arthur Schopenhauer, Friedrich Nietzsche y Neil Postman. En concreto, Kierkegaard tenía la teoría de que el aburrimiento fue lo que pobló al mundo: Dios se aburría y, por eso, creó a Adán; como Dios y Adán se aburrían, vino Eva, etc.

Filósofos y moralistas han insistido sobre este temple de ánimo, vinculándolo a un sentimiento que tiene como correlato, lo cósmico. Pascal decía que sin la diversión caeríamos fácilmente en el aburrimiento. La diversión nos deleita y nos facilita la vida, haciéndonos llegar inadvertidamente a la muerte.

Schopenhauer observaba que apenas la miseria y el dolor conceden al hombre una tregua, el aburrimiento se acerca en seguida.

Kierkegaard aproxima el aburrimiento a la melancolía. Y lo considera como una de las consecuencias del ejercicio de la vida estética. Uno de los tres primeros niveles o formas en que se puede vivir la existencia humana.

En efecto, Dios creó el mundo porque se aburría. Y Light Yagami creará su mundo ideal, su mundo perfecto (el mundo del Súper Hombre), fruto del aburrimiento.

Este mundo que creará se contrapone al mundo actual porque, como su primera frase del relato (el manga) dice: “Este mundo está podrido”.

En la página 11, del cielo cae una libreta. Y Light, aburrido, la recoge. El símil bíblico es claro.

Pero vayamos ahora al anime. Si vemos la cabecera, la última imagen es la de una manzana, que se transforma en el cuaderno. En toda la cabecera sólo una persona muerde la manzana: Light, el mismo que coge la libreta. Por tanto, si la manzana y el libro son análogos o equivalentes, ¿qué son la libreta y la manzana? Exactamente lo mismo. ¿Y qué simboliza la manzana en la simbología religiosa? Claramente, el pecado.

Los símiles religiosos se repiten por doquier. La banda sonora tiene un continuo estilo eclesiástico ascético. La cruz es un símbolo constante (la portada del primer manga ya la contiene, y en la cabecera hay varias, incluyendo la que circunscribe el título de la serie).
Las primeras palabras que pronuncia Light Yagami en el anime son distintas a las del manga: “Sigue las enseñanzas de Dios. Y entonces el mar te bendecirá con generosidad, y no habrá tormentas”. Pero, ¿de qué Dios?

Tras esto, es cuando escuchando las noticias sobre brutales crímenes uno se pregunta cómo puede estar este mundo tan podrido... si hay un Dios que se supone debe cuidarlo. Pues ese Dios está obsoleto, el mundo se le ha escapado de las manos. Y va siendo hora de que otro Dios, más preparado, lo sustituya.

Siempre que estas reflexiones tengan lugar en la mente de Light (luz en inglés), la luz del sol estará siempre iluminando su rostro. Aunque él será un Dios de la noche, de la oscuridad, la luz del conocimiento lo alumbra. Igual que cuando descubre la libreta, la luz del sol ilumina su rostro. La recoge, la deja en el suelo y se marcha... pero cuando la luz del sol vuelve a incidir en él, Light se detiene y regresa a por el objeto.

Igual que la manzana cayó del árbol, la libreta cae del cielo. Y Light la “muerde”. La usa como medio, usa el pecado (el asesinato) como medio para un fin mayor: erradicar el dolor.

Nietzsche considera el budismo una religión mucho más realista que el cristianismo en cuanto no lucha contra el pecado, sino contra el dolor. El pecado no es un mal, a veces, de hecho, es un medio.

Light no es sólo un asesino, un pecador. Mientras duda sobre si usar o no la libreta que le ha “caído del cielo” se nos presenta como el mejor estudiante de todo Japón (y tal vez del mundo). Él es, a fin de cuentas, un súper hombre. Es el que está capacitado (seguimos con Nietzsche) para sentarse en el trono de ese viejo Dios moribundo y crear un nuevo mundo ideal... sin dolor.

También se revelan detalles simbólicos de gran calado en este primer capítulo. En el minuto 8 se nos muestra que la habitación de Light está en la planta de arriba. De hecho, es la única habitación de la casa que, aparentemente, se encuentra en este sitio elevado (e iluminada por la luz del sol, ojo). Cuando alguien, bien sea su madre o su hermana, se quieren comunicar con él, lo hacen desde abajo, al pie de la escalera, hablando “hacia arriba”. Ésa es la forma de comunicarse con los dioses. El espacio personal de Light, su templo, se encuentra elevado, como corresponde a un Dios, cerrado a los humanos de pie, a los que sólo él permite la entrada (o no) a “su santuario”. De hecho, pide a su madre que jamás entre a su cuarto, él mismo se lo limpia.

La divinización de Light es constante tanto a nivel literal como subliminal.

Y en el minuto 13 (qué cosas) tenemos el primer encuentro entre este nuevo Súper Hombre y quien ha puesto a su alcance el cuaderno: el Shinigami Ryuk. Éste confiesa que “tú eres el primero que siega tantas vidas en sólo cinco días. La gente normal se asusta y no llega a tanto”. De nuevo, Light Yagami no es normal.

¿Y qué decir del nombre de este “elegido”? Light. Luz. En efecto, en la obra de Nietzsche son innumerables las veces que se refieren a este Súper Hombre como la luz, el rayo, “el mediodía”. Sin embargo, Yagami, su apellido, significa, literalmente “dios de la noche” en japonés. Ya veremos el por qué de esta aparente contradicción.

Sea como fuere, Light Yagami no es un hombre normal. Es un Dios.

¿Y Ryuk? Vamos a dejar claro ya este punto. Ryuk come manzanas. Ryuk tentó con la libreta (el pecado) a Light. Ryuk significa “seis”. ¿Qué simboliza Ryuk? Obviamente, al diablo. (Si aún te preguntas a qué viene lo del seis... ¿cuál es el número de la Bestia?).

Hay centenares de evidencias de esto en el relato, pero bueno, sólo daré una más para no extenderme. En la última página del primer volumen del manga (no en el anime) Ryuk pide un regalo de Navidad a Light y éste responde: “¿No es muy raro que un shinigami celebre el nacimiento de Jesucristo?”.

De ahí que no podemos asumir a Light el papel del diablo ni de Satán, sería reducir mucho a este personaje que va mucho más allá.

Sabiendo esto, es curioso el papel de Ryuk en todo esto. De mero observador, viendo cómo los dioses se matan entre ellos.

¿O es que nunca han pensado que en el mundo hay mucho, muchísimos dioses? Y un sólo demonio... Los hombres se matan por sus distintas concepciones sobre lo que es Dios. Pero todos coinciden en su visión del demonio.

Sí, el Demonio debe disfrutar de lo lindo viendo a los dioses matarse entre sí mientras él sólo tiene que... comer manzanas.

Ryuk advierte a Light de varias cosas sobre el cuaderno de muerte fundamentales en el relato: “existen ciertos temores y angustias que sólo los humanos que lo han usado pueden experimentar”. Y, quizás una de las más importantes: “el humano que haya usado el cuaderno no puede ir al cielo ni al infierno”. En el último capítulo entenderemos este enigma.

Dice Light: “Esa libreta ejerce una especie de atracción diabólica que te induce a probarla, al menos una vez”. De nuevo, las manzanas, la tentación... el pecado.

Por cierto, el primer asesinato que comete Light lo saca de la televisión. Y el canal es el canal de noticias número 6. ¿Casualidad? Ya van dos seises.

En su periplo destructivo Light hará otra reflexión muy propia de Nietszche: “Bien pensado, ahora mismo todos me empiezan a parecer basura cuya muerte podría contribuir al bien común”. El Súper Hombre empieza a tener conciencia de su deidad. Empieza a sentirse superior.

Minuto 19. Todo está nublado, y mientras los rayos del sol atraviesan las nubes e inciden directamente (de nuevo) sobre el rostro de Light, éste toma plena conciencia: “Sólo yo puedo hacerlo”.

Pero es en la página 47 del manga donde se hace la revelación definitiva: “Estoy dando a conocer mi existencia al mundo. Estoy indicando que ahora hay alguien que imparte justicia”. Light quiere ser conocido, quiere que lo adoren, que lo sigan. Como todo profeta, necesita discípulos. Y ya veremos que más adelante los encontrará. Como el inicio del “Así habló Zaratustra”, se están dando los primeros pasos hacia una nueva era, pero queda mucho por andar aún.

Como Zaratustra nos enseña: "quien tiene que ser un creador en el bien y en el mal, en verdad, ése tiene que ser un aniquilador y quebrantar valores...".

Y en la página 49 del manga y en el minuto final del anime, Light dice, tras haber matado ya a más de cien personas: “Seré el Dios del nuevo mundo”. ¿Más claro?

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