Capítulo 3. Negociaciones

Ya la portada del episodio 3 del manga dice mucho. Light empuñando una guadaña, custodiado por Ryuk.

Aún no hemos hablado de un elemento del relato que también resulta interesante señalar. Sayu, la hermana de Light. Es la primera mujer que aparece en un relato donde las mujeres están muy relegadas a un segundo plano. Apenas aparecen y, cuando lo hacen, suelen ser bastante inútiles y/o pasivas.

En este caso, esta primera aparición, por supuesto, fue “pidiendo ayuda” a su hermano Light. Light, como encarnación del aspirante a Súper Hombre nietzschetiano, concibe a las mujeres como un instrumento o un ser inferior, aunque a veces pueda ser un estorbo o un obstáculo en sus objetivos. Para Nietzsche la mujer era una esclava o una tirana, siempre incapaz de generar amistad.

Por tanto, es normal que en el mundo de Light la mujer esté relegada a estos paupérrimos roles. En el entorno contrario la mujer tendrá un papel algo más activo, pero eso ya lo veremos.

De nuevo en este episodio se reitera en el mismo lenguaje religioso tanto sonoro (esa música religiosa coral) como visual (ese poste eléctrico que se intercala entre los sacrificios de Light y que tiene forma de extraña cruz).

En el minuto 4 de este capítulo, de nuevo se siembra la duda. ¿Kira es un criminal o un salvador? Matsuda, uno de los agentes de la policía que investiga el caso, lo pone sobre el tapete: “En los últimos días se ha observado en todo el mundo y especialmente en Japón, una disminución de radical de crímenes graves que van más allá de simples hurtos”.

De boca de su hermana: “Eres un genio Light”.

En este capítulo hay otras revelaciones a nivel de trama, como que Light es el hijo del inspector que dirige el caso de Kira o las deducciones constantes de L.

Por supuesto, para recibir a su padre, éste no sube, sino que el hijo “baja” al “mundo humano” para saludarlo y darle la bienvenida a casa.

Sólo aquel que Dios elige puede entrar en su reino.

Amén.

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